Era una morenaza de escándalo pues era alta, con unas buenas tetas, un buen culo y unos muslazos imponente. Una “jaca”, que se dice. Se anunciaba por los barrios bien de la ciudad porque así, y según me dijo luego, follaba con empresarios, con dinero, que la trataban con educación y respeto. Cobraba 200 euros la hora y se sacaba unos 3.000 euros al mes.
“He trabajado por 5 euros la hora y no es cuestión", me dijo. "He follado gratis con compañeros de la Universidad y ahora lo hago con otros, algo más mayores, pero también guapos que además están casados y quieren discreción por lo que no te crean problemas. Pasaba apuros económicos y un día en una discoteca un empresario me ofreció 800 euros por follar conmigo. Acepté. Y ahí empezó todo".
La verdad es que ella era muy joven y yo le llevaba casi 20 años, pero me
recibió con una sonrisa y me llevó a la sala de estar del piso que ocupaba. ¿Qué quieres hacer?, me preguntó cogiéndome las manos. Y le conté mi fantasía. Quería que ella se hiciera pasar por mi mujer, que me abrazara, me diera besos en la frente y me dijera que me había vuelto a hacer cornudo. Que me contara qué había hecho con el otro, como había follado con él, como se había corrido y que me dijera que de nuevo me había hecho cornudo.
“He trabajado por 5 euros la hora y no es cuestión", me dijo. "He follado gratis con compañeros de la Universidad y ahora lo hago con otros, algo más mayores, pero también guapos que además están casados y quieren discreción por lo que no te crean problemas. Pasaba apuros económicos y un día en una discoteca un empresario me ofreció 800 euros por follar conmigo. Acepté. Y ahí empezó todo".
La verdad es que ella era muy joven y yo le llevaba casi 20 años, pero me
recibió con una sonrisa y me llevó a la sala de estar del piso que ocupaba. ¿Qué quieres hacer?, me preguntó cogiéndome las manos. Y le conté mi fantasía. Quería que ella se hiciera pasar por mi mujer, que me abrazara, me diera besos en la frente y me dijera que me había vuelto a hacer cornudo. Que me contara qué había hecho con el otro, como había follado con él, como se había corrido y que me dijera que de nuevo me había hecho cornudo.
Pero todo con cariño y dulzura, le aclaré. Yo le diría que la amaba y ella me tenía que decir que también me amaba. Y que luego, al final, me dijera que como su amante se había corrido tres veces, me había traído tres condones, por lo que debería darme 30 azotes en el culo, a razón de 10 azotes por cada vez que su amante, su macho, había tenido placer y se había corrido. Se trataba de que su amante gozara con su coño y yo, por el contrario, sufriera el dolor de los azotes.
Volví a verla muchas veces, le decía que la quería y ella me respondía que también me quería, pero que me había vuelto a hacer cornudo. No follé nunca con ella. Mientras me contaba mis cuernos me acariciaba la polla muy dura y al final, tras las azotes, me permitía que me masturbara con la cara pegada a su coño. Incluso me compré un cinturón de castidad, el CB-6000 que ella me ponía mientras me contaba mis cuernos. Ella decía que era su mejor cliente porque no tenía que follar conmigo.
A veces, antes de contarme mis cuernos, ejercía de Ama y me ponía a cuatro patas para poner sus pies sobre mi y leer, mientras se tomaba una copa de vino. Era su forma de meterme en el tema, de llevarme a la fantasía.
A veces, antes de contarme mis cuernos, ejercía de Ama y me ponía a cuatro patas para poner sus pies sobre mi y leer, mientras se tomaba una copa de vino. Era su forma de meterme en el tema, de llevarme a la fantasía.
Y así estuvimos varios meses hasta que un día me sorprendió al preguntarme algo que yo no sabía.
- Cuando dices que me quieres, lo dices de verdad. Lo sé.- No lo sé.
- Al principio fingíamos, tú me decías que me querías dentro de la fantasía, pero al final has terminado enamorándote de mi.
- Creo que sí.
- Lo sabía
- ¿Y ahora qué hacemos?
Ella calló y no dijo nada. Al día siguiente me llamó y me citó para hablar con ella en una cafetería. Me volvía a preguntar si la quería y yo le dije que sí, pero que no le iba a causar ningún problema, que no pretendía nada de ella, excepto esa hora que pasábamos juntos y que seguiría pagándole. Ella me dijo que me tenía cariño, que no pensaba seguir con la prostitución toda la viada, sólo hasta terminar la carrera y conseguir trabajo, pero que le gustaba follar pues era una mujer ardiente y apasionada. Y que se aburría con los novios formales pues le iba más lo de variar de tío.
- Soy muy mayor para ti.
- Eso me da igual, Estoy harta de los tíos infantiles y me van más los hombres maduros.
- Me lo imaginaba.
- Y ten en cuenta que estaríamos juntos viviríamos juntos y no tendría que cobrarte –añadió con una sonrisa.
Es feliz, eso me dice, pues tiene en casa un marido cariñoso que la ama y la mima con ternura, y fuera las pollas más duras de unos buenos machos que la follan como una mujer se merece; como una hembra hambrienta de sexo y sudor de macho. Yo todavía no he follado con ella.Ni pienso hacerlo. La amo demasiado para eso.
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