Yo me he sentado en el asiento delantero como si no me hubiera dado cuenta de nada y José ha arrancado el coche en dirección a mi casa preguntando a qué distancia estábamos. Le he contestado que a una hora más o menos y él, sin dejar de mirar por el retrovisor, ha contestado con un OK. S
e me han pasado un montón de cosas por la cabeza y he entendido rápidamente que no es la primera vez que la toca el culo a la zorra de mi mujer. Me ha llamado la atención que José no parara de mirar por el retrovisor y he girado un poco la cabeza hacia atrás. Enseguida he detectado como mi mujer cerraba las piernas y me ha venido rápidamente el olor característico de cuando esta mojada y cachonda.
Así que con la escusa de tener una pestaña en el ojo, he bajado el parasol y he empezado a gozar de lo que estaba sucediendo. Mi mujer esta cachonda perdida y se está masturbando para este cabrón; o quizá sea yo el cabrón ya que no he sabido parar lo que está sucediendo. Me fijo en José y observo que lleva un empalme de muy señor mío. Él me mira a los ojos como pidiéndome aprobación y luego me pide que conduzca yo, que no se encuentra muy bien, para el coche y mi mujer sin dar tiempo a decisiones le dice que se ponga atrás no se vaya a marear. Nos cambiamos y reanudo la marcha, no echo más que arrancar el coche y ya le está bajando la cremallera, ahora el que mira por el retrovisor soy yo.
Sin perder un segundo mi mujer se sube encima de él y lo empieza a cabalgar diciéndome, “esto todavía no ha terminado, más bien acaba de empezar”. La follada es de escándalo y los comentarios del polvo me hacen correrme casi sin tocarme porque mis oídos se deleitan escuchándolos jadear.
- Qué ganas tenia de follarte delante del cornudo.
- Más ganas tenía yo zorrón.
- Sabe que estas preñada, ¿no?.
- No, pero se acaba de enterar.
- Fóllame así ladrón que voy a ser tu puta.
- Ya lo eres zorrón.
El clímax llega cuando estamos a dos kilómetros de casa y me encuentro con un control de alcoholemia de la policía. Les aviso de la urgencia y se acomodan lo más deprisa que pueden. Los guardias me piden la documentación y me hacen la prueba del alcohol sancionándome severamente y avisándome al mismo tiempo de que no debo jugar con la vida de mis ocupantes. Por fin llegamos a casa y José me da las gracias por todo y un cachete en la cabeza recordándome que no hay que beber cuando se va a conducir. Mi mujer se despide él y José la entrega la braguitas que se había dejado en el coche. Y ella le dice que se las puede quedar.
- Gracias, putón, con estas ya tengo por lo menos doce.
Y ella dándole un profundo beso le susurra y las que te quedan SEMENTAL.
- Esto es lo que querías verdad- me dice ya dentro de casa.
- Bueno si, pero lo del embarazo no entraba en mis planes mi amor.
- Pues hazte a la idea porque lo pienso tener.
tienen consolodares para gay necesito el mas grande para darme placer porque mi negro me abandono y no tengo quien me penetre
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