lunes, 15 de abril de 2013

Vamos, cornudo, que él nos espera



Vamos, date prisa que nos está esperando. Él sí, ya lo sabes. El hombre que me follo desde hace meses y que a ti te hace cornudo. Me lo suplicaste, ¿no recuerdas? Tenías la fantasía de verme con otro, que follara con otros y eso hice. Ahora es mi amante fijo porque lo hemos decidido los dos. Él y yo, sí.

Tú ya no pintas nada, has cedido tu lugar a un macho de verdad y yo he comprobado lo que es ser libre y probar otra polla. Otras pollas, porque no es el único amante que tengo. Bueno, tú ya lo sabes.


Y ahora, mientras él nos mira recostado en el sofá, lámeme el coño, ponme a punto para él, para que me note jugosa, mojada y pueda follarme mejor. para que le demos facilidades y  que me penetre a mí y a ti te haga cornudo.


Así, cornudo. Así te quiero ver siempre. Postrado, atado y a la expectativa de que te pida algo. Que nos traígas unas bebidas o que le chupes a él la polla, si le place. O que me lamas el coño para prepararme para su polla. Porque lo suyo es polla de verdad y no el ridículo pito que tú tienes y que jamás me ha dado placer. Jamás. Contigo no he tenido nunca ni un solo orgasmos. No te lo había dicho para no herirte, pero ahora debes saberlo. Jamás he gozado contigo. Es ahora cuando mi coño sabe lo que es una polla, lo que es gozar, lo que es desear ser aún más puta.


Y ahora límpiame. Déjame bien limpita de su semen que chorrea por mi coño. Ha sido generoso y en vez  de correrse dentro de él, lo ha hecho fuera para que su leche caiga sobre mi coño y puedas al fin lamerlo. Deberías darle las gracias porque sabes que no puedes lamer mi coño como antes no haya sido follado o esté lleno de leche. Siempre que me lamas has de recordar que ese coño que tanto amas ya ha sido follado, acaba de ser penetrado y en él, en el coño de tu esposa, ha gozado otro, otra polla.

¿Te quieres casar conmigo, cornudo?



Estás al fondo, follando con él. Lo sé porque me has dejado aquí a solas y me has dicho que no haga mucho ruido. Con el cintuón de castidad puesto. Tu amante no quiere ser molestado con mi presencia y sólo admite que mire a discreción y desde lejos. Sin molestar. "No nos molestes, cornudo, porque no quiero perderlo", me has aconsejado. "Si tengo que elegir entre él o tú  tengo claro que será él el que se quede" -has añadido.

Y me he quedado donde me has dejado, de rodillas en el cuarto de baño, sin moverme, mirando por la puerta abierta como follas con él a lo lejos, en la cama. Como me haces una vez más cornudo, aunque esta vez es algo más serio. Creo que te has enamorado de él. Me lo has sugerido y me has dicho que puedo dejarlo, que me das libertad   y que   no me exigirás nada. Que podré quedarme con el piso y serás tú la que se vaya. Eso me has dicho. Y yo te he respondido que te amo tanto que no puedo vivir sin ti. "Entonces, cornudo, no hagas ruido y estate quieto mirando como te humillo con mi amante, con mi amor."



Aunque al poco tiempo me he acercado a la puerta con cuidado y he visto de más cerca como te folla, como mete su polla en tu adorable coño que yo no he catado, ni probaré jamás. Eso me dejaste muy claro cuando nos conocimos y te confesé mi amor.
- Yo no siento lo mismo por ti -me dijiste-, pero si quieres amarme puedes hacerlo. Aunque vas a sufrir.
- No me importa. Te amo demasiado.
- Pues entonces atiende a mis condiciones.

Y me dejaste claras tus condiciones: que no podría follar jamás contigo, ni tocarte los pechos ni lamerte tu coño a no ser que estuviera antes follado por otro. "Soy una mujer muy pasional, me gustan mucho los machos y follar con ellos. Si aceptas vas a sufrir, a no ser que  seas masoquista".


Supongo que soy masoquista porque te veo follar con él, y sufro, de celos, pero también tengo la pollita dura dentro del cinturón de castidad. Estoy excitado y siento un perverso y morboso dolor placentero.

Y ahora veo que él se corre sobre tu barriguita y ya sé que me vas a llamar, porque también sé que a él le excita que me humille lamiendo su semen.
- Ven, cornudo, ven. Te toca.


Y me he acercado de rodillas y he visto que el semen de él está sobre tu barriguita. Así que  te lo he lamido hasta dejarla bien limpita de su semen.
- Cómo me excita que el cornudo se humille -le has dicho a tu amante.

Y a él se conoce que también le gusta, porque ha vuelto a follarte y a correrse, aunque esta vez en tu interior. Así que he lamido tu sexo, tu hermoso coño y también lo he dejado limpio de su semen. Luego él se ha levantado, tiene que irse, pues está casado. Y tú lo has besado en los labios con fruición y le has dicho que lo amas.

Y te has quedado en la puerta del hotel con cara melancólica. Estás muy enamorada de él. Se te nota.
- Ya se ha ido, cornudo -me has dicho.   Ni te imaginas como me ha dejado el coño. Lo tengo escocido. Me ha follado por todas partes y sé que lo amo, que no podría vivir sin él, que soy su puta, su zorra y su perra; que sólo me llama y ya me pone cachonda oír su voz. Lo amo, cornudo, aunque sé que es imposible vivir con él.
- A mi no me importa. Yo si quiero vivir contigo y adorarte y amarte.
- ¿Te quieres casar conmigo, cornudo? -me has preguntado
- Sí, amor mío.
- ¿Sabiendo que lo amo a él y que soy suya?
- Sí, amor mío
- De acuerdo. Pero vas a sufrir. Aunque supongo que eso es precisamente lo que más te excita de mi. Que te hago sufrir y soy inaccesible para ti.

Ya estamos preparando la boda. Como es natural la  noche de bodas la pasarás con él. Y ya me has dicho que te quieres quedar preñada de él, tener un hijo suyo y un recuerdo para todo la vida.
- Tú lo cuidarás. Tendrás que criar al hijo del hombre que amo y te hace cornudo.  
- Sí, lo sé.
- ¿Lo aceptas, cornudo?
- Sí, amor mío. Lo acepto.