sábado, 30 de marzo de 2013

Funda de castidad para el cornudo



Las mujeres, que no quieren romper la castidad, pero tampoco quieren renunciar al sexo tiene para ello esta solución. Con esta funda para el pene él usará su propia polla para tener relaciones sexuales con usted pero no se correrá y puede durar mucho tiempo duro como usted quiera. ¡Y todo sin ningún riesgo de que tenga un orgasmo! Una vez que usted se haya corrido lo puede volver a encerrar en su dispositivo de castidad.

Usted realmente le está haciendo un favor al no dejarle penetrar su coño, aunque él podría quejarse un poco al respecto. La mejor parte de esto es que él va a tener el factor psicológico de ver y saber que está dentro de usted, pero ser totalmente incapaz de experimentar el placer y la sensación de que él normalmente tendría ya que su pene ni tan siquiera roza su coño. En realidad, le ayudará a aceptar su vida en castidad para hacer uso de él de esa manera, porque en todos los sentidos se reduce su polla a nada más que un consolador!

Traducido de la web Ella sabe lo que es mejor para mí


PD.- También se puede torturar al sumiso cornudo poniéndole el cinturón de castidad y chupándolo porque él sentirá la sensación psicológica de recibir la caricia, las lamidas, pero no sentirá nada de placer. Sólo dolor psicológico. Una dulce y cruel tortura que lo volverá más sumiso. Y más cornudo.

Te excitas al hacerme cornudo



Cuando él te coge el pecho y se te pone el pezón duro, sé que vas a follar con él. Que te gusta mucho y te lo vas a follar. Que vas a hacerme de nuevo cornudo. Y siento celos; un extraño dolor en el pecho, pero mariposas en el estómago. Y mi pollita (según tú me dices) está ya algo durita en el cinturón de castidad. Estoy de rodillas y te veo ahí con él, de pie, dejándote acariciar por su mano, excitándote con los pezones duros, muy duros.

Sé que cuando se te ponen tan duros estás deseando follar, que te follen y hacerme cornudo. No lo puedes evitar. Y sé que cuando tienes los pezones tan duros estás excitada, mojada y abierta. Muy jugosa. A punto para recibir el pollón de tu macho. A veces sólo te los roza y ya se ponen duros. Él puede hacerlo. Yo no. Jamás he podido ni rozarlos. Es el precio que pago por amarte. Y me parece muy barato. Muy poco.


Cuando tú me coges de los huevos y los aprietas, también sé que estás gozando, que estás mojada y que quieres polla y humillarme. Me coges de los huevos para decirme que vas a follar con él, que me prepare y que me vas a poner el cinturón de castidad otra vez para que no me masturbe porque mi placer sólo lo puedo lograr (exclusivamente), al ver que tú lo tienes, al verte follar con otro, al ver como me humillas y me haces cornudo.


Lo sé y lo acepto. A veces incluso te lo suplico. Te suplico que me hagas cornudo y me humilles porque es mi forma de demostrarte que te amo. Y tú me dices que lo sabes, que también me quieres y que me prepare para ser de nuevo cornudo y humillado. Por ti, amor mío. Por eso bajo la cabeza y te suplico una vez más que me hagas cornudo.

Y tú me sonríes y me dices que por ser tan sumiso me vas a premiar. Me vas a conceder un privilegio y ya que me gusta tanto ser cornudo y ver como follas con otros, me vas a reservar un lugar privilegiado para mi puesta de cuernos. Y me has colocado boca arriba en la cama y tú te has subido encima ofreciéndole tu culo a tu macho, a tu amante, que te ha penetrado y follado mientras yo miro desde abajo como su polla entra y sale de mi adoro coño; de eso coño que jamás he follado, ni follaré, y en el que gozan todos menos yo.
Por eso te amo tanto.
Porque me puedes.

martes, 5 de marzo de 2013

Eres de todos, menos mía

No te conozco del todo, pero ya sé que existes MJ, por lo que pienso en ti, en que ya te he conocido, y que tenemos una relación. O la sueño. Porque he comprobado que eres una mujer extraordinaria. No me lo puedo creer. Estoy impresionado, mi Ama. Eres tremenda, deliciosa, dura, segura de ti misma, seria, tranquila, severa y dominante, pero con naturalidad. Con una seguridad pasmosa.

Porque si me aceptas te querré amarte más allá del bien y del mal, más allá de dolor, más allá de los límites que cualquier persona razonable se impone para no caer al vacío. Porque contigo el abismo es el cielo en el que el dolor es un placer y servirte y humillarse ante ti un orgullo que sólo unos pocos pueden disfrutar y paladear.

Porque tus cuernos son para mí un orgullo que me hace levantar la cabeza por la calle erguido y digno, muy digno. Y orgulloso. Tus cuernos son mi dignidad, aunque no lo parezca y nadie lo entienda. Y me siento orgulloso, muy orgulloso de lucirlos y de ofrecértelos para que disfrutes y goces porque esa es mi forma de amar, de demostrarte que te amo sin ningún límite. Ese es mi destino.

Ese quiero que sea mi destino en esta vida: dedicarme exclusivamente a amarte y a darte todo el placer. Sin límite. Total. Absoluto. Mi placer es tu placer, ver que tu gozas. Sólo le pido eso a la vida, que no es poco. Verte gozar y gozar, sobre todo si es en los brazos de otro. Y que cada día seas más libre para gozar sin límite alguno.

Es una fantasía que tengo contigo. Y como es natural dado nuestro carácter, en ella ya me has dominado sutilmente y me has hecho tuyo poco a poco. Y por eso ya has follado con varios (incluido un motero), te he visto acostada con alguno, te has morreado con otros, les has tocado el culo a unos cuantos y yo todavía no te he penetrado ni tan siquiera te lo he pedido.

Y sé que si lo hago, que si pongo mi polla en la punta de tu coño puede que me pegues una hostia para rechazarme. O puede que no. Y pese a ello te amo, no me importa. Lo comprendo.

Comprendo que otros te follen y yo no, porque soy tu sumiso cornudo y además estoy en castidad por ti y no puedo tener ni un orgasmo sin tu permiso, mientras tu te corres como quien quieres, cuando quieres y con quien quieres. Sobre todo esto último pues follas con quien te pete y a mí no me lo permites pues soy tu sumiso cornudo.

Y porque te amo. Te quiero, amor mío y porque que aunque te parezca una paradoja, cuando más sumiso me haces, cuanto más te amo, más fuerte me siento. La sumisión a ti me libera, me da fuerza, porque es por amor y el amor te hace fuerte.

Es un verdadero placer amarte y ser tu sumiso, amor mío. Y estar entregado a ti, y ser tuyo, es hacerme más fuerte porque eres tú en mí, viviendo en mí. Somos dos en uno y me siento aún más fuerte.

Puede parecer paradójico, pero cuando más sumiso soy a tu voluntad y más cornudo me haces más fuerte me siento pues yo vivo por ti, respiro por ti, sueño por ti, veo por ti y siento por ti, porque sólo deseo que tu placer gobierne mi vida para poder sentirme feliz y realizado, porque sólo aspiro a que me permitas vivir para tu exclusivo placer, a que me hagas tuyo y a que te apoderes de mis cojones, de mi virilidad, y los hagas tuyos. Mis cojones son tuyos, ya lo sabes, porque has tomado posesión de ellos. Porque te quiero amor mío.


Porque no quiero ser libre, nunca, jamás, y te suplico que me ates cada día más a ti, que me sujetes cada día más a tu voluntad porque no quiero vivir otra vida que no sea viviendo por ti, viviendo en ti y sintiendo lo que tú sientes. Porque tu libertad me hace libre y cuanto más libre eres tú, más te amo, porque te quiero libre, mi Ama. Muy libre mientras yo no puedo ni respirar sin tu permiso.

Porque ser tu esclavo me libera, porque ser tu sumiso me hace un nuevo hombre y porque no quiero ser libre, nunca, jamás, si eso supone estar fuera de tu dominio, de tu voluntad y de tus deseos. Odio esa libertad en la que tú no gobiernas; odio esa libertad que tu no posees; odio esa libertad que tú no administras y odio esa libertad en la que tú no puedes encerrarme de por vida en la jaula de tu amor y de tu celo posesivo.

Porque te amo tanto que te suplico que me encierres y me sometas, te lo ruego, y que luego tires la llave bien lejos porque yo no quiero ser libre porque mi libertad es ser tu esclavo.
Te quiero, amor mío.
Gracias por hacerme tu más sumiso cornudo.