lunes, 31 de diciembre de 2012

Nuestra fiesta de Nochevieja, cornuda



Eres muy amable, atento y educado. Haces todo lo que te digo y eso me satisface.  Y ahora espera en la puerta de rodillas mientras me lo follo, mientras me haces cornudo. Esta vez no podrás asistir a tu puesta de cuernos porque te has portado mal y esta mañana, al despertar y traerme el desayuno, se te ha olvidado suplicarme que te haga más cornudo.

Y te he de castigar. Y sé que el castigo más duro para ti es no poder ver cómo me follo a otro y te hago cornudo. Así que dejaré la puerta entreabierta para que puedas oír mis gemidos de placer, mis suspiros de entrega, los gritos de mis corridas.

Pero como vea asomar tu cara te castigaré duro porque además queremos despedir el año solos, besándonos, morreándonos, acariciándonos y follando con cada campana. Sabes que me gusta que me meta el pollón con cada campanada, la saque y la vuelva a meter con la siguiente. Y así hasta 12. Son nuestras uvas. Y tú vas a salir el año como cornudo y vas a entrar en él como cornudo. Para que sepas lo que te espera. Pero no podrás verlo. Estás catigado sin ver como te hago cornudo y sin uvas.  Así que sufre ahí de rodillas no poder como te hago cornudo, una vez más, cornudo.

sábado, 29 de diciembre de 2012

Megan Jones me hace Cornudo feliz




La conocí en el club de alterne. Se hacía llamar Megan Jones y era de nacionalidad cubano-americana. Era alta, morena, con un cuerpazo de ensueño y unos muslazos rotundos que la hacían aún más bella, más rotunda, más Diosa. Me enamoré de ella nada más verla. Siempre me han atraído las mujeres robustas, altas, con unos poderosos muslos y unos fuertes brazos. Me imaginaba que con ellos me abofeteaba y me corría. Era una jaca en todo el amplio sentido de la palabra. Un monumento.

Y como es natural, todos iban en el club detrás de ella, todos querían follarla y guardaban cola para hacerlo. Y era la chica más cara y los llevaba a todos locos. A mi también. Le había propuesto que folláramos pero se negaba. Conmigo se negaba y no quería. Hablé con su jefa y me dijo que ella se podía permitir el lujo de ir por libre y rechazar clientes, porque siempre había alguno dispuesto. Que ella podía hacer lo que quisiera y sólo follaba con los tíos que le gustaban.

Supuse que yo no le gustaba y no volví a preguntarle más.
- ¿No quieres saber por qué no follo contigo? -me preguntó un día que estábamos casi solos.
- Sí, claro, pero supongo que es porque no te gusto.
- No, es porque en ti he visto algo especial, lo veo en tus ojos. Tú me amas, mientras que los demás sólo quieren mi cuerpo, follar conmigo.

Y me alegré por aquella distinción que hacía conmigo, pero ella me aclaró que precisamente porque la amaba no podía follar conmigo, que lo sentía, pero que no podía.
- Cásate contigo, entonces -le dije casi sin darme cuenta.

- Ojalá. Eres un chico tierno y romántico. Contigo tendría el cariño que con los demás no tengo, pero es que no puedo. Me gusta ser puta, follar, volver locos a los tíos. Disfruto como una perra follando con ellos, gano un dineral y no pienso dejarlo.
- No me importa -le dije.
- ¿No te importa ser cornudo?
- No, no me importa. Te amo tanto que podré soportarlo.

Y nos casamos. La noche de bodas no pude follar con ella. Estaba tan nervioso, su cuerpo era tan espectacular que no se me puso dura. No estoy mal dotado, pero no pude. Sospechaba que debido a su corpulencia y su tamaño (un poco más alta que yo), tendría también un gran coño y allí resbalaría. Supuse que necesitaría pollas enormes para poder sentir algo. Y así fue. Ella se dio cuenta y me dijo que con mi polla no podía sentir placer. Llamó a un compañero de trabajo que era negro y lo puso a mi lado.
- No hay color -me aclaró-. Lo suyo es polla y lo tuyo un pito.


Y lo cogió y se puso a follar con él delante de mi. No me extrañó. Sabía que era puta y que lo iba a seguir siendo, pese a estar casada conmigo. Ella ganaba incluso muchísimo más dinero del que yo podía ganar. Lo que sí me extrañó es que a mi se me puso muy dura al verla follar con aquella polla.

Al ver como le ofrecía el coño a su amante delante de mi y haciéndome cornudo desde el primer día. Y no sólo aquel día. Ella siguió follando con los clientes que le gustaban mientras yo cuidaba el chalet que se había comprado en las afueras. Dejé el trabajo y me fui a vivir con ella.

Me encargué de las labores domésticas, de cuidarla, mimarla y  prepararle todo lo que necesitaba para follar con otros. Le lavaba a mano las braguitas, le cuidaba la ropa, y la bañaba y vestía para ir a trabajar.

Hasta que un día me dijo que se independizaba, que había conocido a clientes que querían retirarla sólo para ellos. Eran sólo tres que tenían mucho dinero, estaban casados y eran discretos. Uno le pagaría además la hipoteca del chalé, otro la contrataría de secretaria, con un buen sueldazo, aunque ella no tendría que ir a trabajar. Y el otro le pagó la hipoteca de un piso en la ciudad.


Además ella les cobraba 1000 euros por noche  con la única condición de que estuviera siempre disponible para ellos. Y que yo estuviera presente mientras la follaban porque les daba morbo ponerme los cuernos. Eso los excitaba. Y ella aceptó. Ni lo consultó conmigo. Sabía que la amaba tanto que no diría nada y lo aceptaría con placer. Incluso puso una foto de nuestra boda en la mesilla en la que follaba con ellos para que la vieran y se excitaran más. También se solían correr sobre su anillo de casada.

Yo no he follado aún con ella. Sólo me deja lamerle el coño antes de follar con ellos, para excitarla y que se los folle mejor. O después de haber follado para limpiarla y excitarla de nuevo para ellos. Y sólo lo puedo hacer cuando ellos están delante. El culo sí se lo puedo lamer siempre que quiera, pero el coño sólo en esos momentos con sus amantes. Son sus caprichos y los aceptó porque soy feliz y la amo.  Ella me consuela con que es una Diosa para mi y que   una Diosa  no folla con esclavos.


- Si te dejo follar conmigo me haría humana, sería una más para ti y dejarías de amarme como me amas -me aclaró un día que insistí.

Y no he follado con ella, pero la sigo amando pese a que me hace muy cornudo.
- Si no te hiciera cornudo no me amarías, cariño. Lo sabes. Es tu forma de amar.

Y era cierto. O eso creo. Porque la amo, desde luego. Más que a mi vida.
Y mi placer es ver que ella lo tiene. Sólo eso. Verla a ella feliz y gozando como una loca. Ese es mi destino. Y mi felicidad: vivir del placer de ella.

jueves, 27 de diciembre de 2012

El antes y después de un cornudo



Antes:

Cuando te echas sobre el sofa y permaneces con esa carita de relajación y de espera. De espera ansiosa. Lo esperas a él. Lo sé, Me lo has dicho. Va a venir a follarte y te ha dicho tal y como quiere encontrarte.

Y tú, obediente, te has desnudado y te has echado sobre el sofá para esperarlo, aunque antes me has puesto a mi el cinturón de castidad y me has feminizado para humillarme ante él y que así se excite más y te folle mejor. Y me has puesto un lacito encima. "Eres el regalo que yo le hago a él, ¿lo comprendes? Sí, lo comprendo, te he dicho dándote las gracias.  Pero mientras él llega, esperas. Lo esperas.

Excitada. Lo sé porque lo huelo a distancia,  tu coño expele las feromonas de hembra en celo y yo las huelo. Llevamos ya muchos años casados y conozco todos los olores de tu coño. Y el que huelo ahora es el de hembra en celo, de mujer excitada que desea polla. Pero no  la mía, sino la de tu macho, la de un macho de verdad, según me has dicho al echarte en el sofá para esperar a que venga y te folle.

 

Después:




¿Después?... Lo de siempre. Entrará sin llamar pues me hiciste que le diera una llave y te cogerá en brazos para llevarte a la cama. Tú lo besarás apasionadamente y te lo follaras con el ardor y fervor que sueles emplear cuando tienes un amante que te gusta, de esos que te mojan el coño nada más verlos. Y mucho. Porque  este te gusta mucho. "Es que folla muy bien,  cornudo, sabe tratar a una hembra como yo  y me vuelve loca en la cama", me sueles decir. Hay que ver lo que has cambiado.

Eras una chica modosita, cuando de novios,  que casi lo hacíamos con la luz apagada. Fui yo el que te fui convenciendo para que abrieras tu mente, para que no fueras tan mojigata. Aceptaste a regañadientes un trío. "Lo hago por ti, para complacerte", me dijiste. Pero una vez que lo probaste ya no paraste. Ahora eliges el amante que te gustas y te lo traes a casa sin consultarme nada. Absolutamente nada.

Te has vuelto tan marimandona que, incluso, me obligas a chuparle a él la polla para excitarlo y que te folle mejor.  Y si no lo hago bien, si no te la pongo dura con la suficiente rapidez, te levantas, sacas la fusta que te regale el día de nuestro aniversario y me azotas el culo delante de tu macho para que aprenda a ser más diligente, a cuidar a los hombres de verdad que te dan placer. "Tú eres una putita sumisa con un pene que da risa", me sueles decir mientras me azotas. Cornudo y apaleada. Y fuiste virgen al matrimonio. Yo te desvirgué.

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Los pasos para llegar a ser Cornudo



1º.-
Me humillabas en público obligándome a masturbarme con mi pene chiquitito delante de tus amigas, en la casa de campo de una de ellas. Junto a la piscina. Así me   hacías comprender que tú mandabas, me dominabas y que yo hacía todo lo que tú querías. Lo descubriste cuando éramos novios y un día me confesaste que la noche en la que habías salido de juerga con tus amigas (lo solías hacer todos los viernes mientras yo me quedaba en casa lavando o planchando), te habías enrollado en la discoteca con un chico y te habías ido a follar con él en el coche.
- Dijimos que íbamos ser sinceros y no he podido resistirme  a follar con él. Lo siento. Comprenderé que quieras que lo dejemos.

Y yo me quedé pensativo y te dije que no, que te quería, que no quería perderte y que no podía vivir sin ti. Y seguimos siendo novios, aunque tus amigas ya sabían que era un cornudo. Sabían que era sumiso porque hacía todas  las labores domésticas mientras tú te ibas de juerga con ellas, pero a partir de esa noche supieran que también era cornudo sumiso. Porque todas las noches solías follarte a uno y luego me lo contabas. Sabías que yo no podía dejarte. No podía vivir sin ti. Había perdido mi dignidad como hombre. Y no me importaba.


2º.- No me importaba porque me pusiste un cinturón de castidad y te llevaste la llave que solías colgar de tu cuello o de tu muñeca.
- Una cosa es que yo pueda follar con quien quiera, cuando quiera y como quiera y otra que tú lo hagas. Soy muy celosa -me explicaste.

- Sí, lo comprendo.
- Me alegro de que seas tan comprensivo, cornudo.

Y te compraste una especie de puf en el que me colocabas cuando chateabas con tus amantes y te preparabas para quedar con ellos, mientras yo olía la excitación de tu coño, el placer que otros machos te provocaban.
- Te gusta oler el placer que me provocan otros, ¿verdad cornudo?
- Sí, mi amor.
- Pues huele bien mi coño porque está mojado, excitado y deseando que una polla de verdad lo folle. Una polla de envergadura y no tú ridículo pito  impotente que sólo se pone duro cuando te humillo y me ves follando con machos de verdad.


.-  Me quedaba embobado cuando traías a tus amantes a casa y te veía follar con ellos en el sofa, mientras yo me acariciaba mi pene pequeño sintiendo mucho placer al ver cómo te follaba un macho de verdad.

- ¿Te gusta verme cornudo?
- Sí, mi amor
- Te gusta ver cómo folla un macho de verdad a una hembra como yo?
- Sí, mi vida.
- ¿Te gusta sentirte cornudo, muy cornudo?
- Sí, amor mío.
- Pues entonces ya sabes qué es lo que tienes que hacer.



4º.- Y lo hacía. Me lanzaba a lamerte el culo mientras follabas con tu amante para darte placer y que así te abrieras más y él pudiera follarte mejor.
-Lame, cornudo -me decías.
- Sí, mi amor -contestaba, mientras te lamía el culo y notaba como su polla te entraba y salía del coño; de ese coño que yo jamás he follado porque dices que no soy digno.

- Tu pito no es digno de entrar en un coño como el mío en el que sólo entran pollas de verdad. ¿Lo comprendes, cornudo?
- Sí, mi amor.
- ¿Lo ves lógico?
- Sí, mi vida.
- ¿Lo consideras justo?
- Sí, amor mío.
- Me alegro cornudo. Sigue lamiendo que voy a correrme frente a tu cara con la polla de otro. Quiero hacer feliz, muy feliz.

martes, 25 de diciembre de 2012

Nuevas Tecnologias....para mi Cornudo


     Hola Sonia, somos un matrimonio 39 y 41 años, llevamos casados 20 años y desde hace 12 soy cornudo y muy feliz. Te cuento lo que me ha pasado recientemente con Marga y que me ha dejado muy sorprendido y caliente desde entonces. Ella es una viciosa no solo del sexo sino también de las nuevas tecnologías.

     Hace un mes más o menos, llegue una tarde a casa después del trabajo y me encontré a Marga en la habitación haciéndose un trabajo ella sola con su consolador preferido, solo de pillarla así se me puso la polla como una piedra, pero ella rápidamente me dijo que ni me acercase a ella y que abriese una caja que estaba encima de la cómoda. Obediente cogí la caja y la abrí, allí había un cinturón de castidad masculino de los modernos, un cockcage, riéndose me dijo “CORNUDO ESTO LO VAS A LLEVAR MAS DE UN DIA DE AHORA EN ADELANTE”. A mí se me bajo el calentón de un golpe al ver el artilugio y oír esas palabras.

     Ella se levantó de la cama, me bajo los pantalones y me lo coloco cerrándolo con un candado y guardándose la llave dentro del coño, yo me miraba y me veía súper humillado, de pie, con la polla encerrada sin poder ni tocarme y ella haciéndose un pajote con el consolador. Con los pantalones por los tobillos, el cockcage puesto me obligo a ver como se corría con el consolador y la llave dentro, esa noche me hizo dormir con el puesto para acostumbrarme a el.

     Por la mañana, recién levantados me hizo ir al servicio y me obligo a mear con el puesto para comprobar que podía hacer mis necesidades sin tener que quitármelo. Así lo hice mee  y al echar las ultimas gotas me dio unos azotitos en el culo y me dijo “ANDA CABRON, HOY TE VAS CON EL PUESTO AL TRABAJO ASI TE VAS HACIENDO AMIGO DE EL YA QUE LO VAS A LLEVAR MUCHOS DIAS PUESTO”.

     Pase todo el día con el cinturón puesto y recordando la escena de la tarde anterior, ella pajeándose con el consolador y poniéndome el cockcage. La polla se me ponía dura pero el cinturón oprimía mucho y además no podía ni pajearme un poco puesto que la función es esa.

     Llegue a casa y Marga me estaba esperando en el salón, se abrió de piernas enseñándome el coño todo rasurado y lleno de flujos, me dijo “CABRON, ¿HAS PENSADO MUCHO HOY EN MI? YO YA ME HE HECHO UNA BUENA PAJA CON MI CONSOLADOR PREFERIDO” le dije como había pasado el día y acto seguido se levantó, cogió la llave de su bolso y me quito el cinturón, después  me dijo “AHORA TE VAS HACER UNA PAJA AHÍ DE PIE QUE YO VEA COMO TE SALE LA LECHE A BORBOTONES”, obedecí y mirando su jugoso coño me hice una paja que no tardó en dar los resultados que ella quería, me corrí a chorros mientras ella se reía de mi por ver lo caliente que estaba. Me obligo a ponerme de rodillas y lamer del suelo hasta la última gota de la leche que había echado.

     Así me tuvo unos días hasta que ya empecé a coger el ritmo con el cinturón pero una mañana al levantarme me dijo “VEN CABRON QUE HOY VA A SER UN DIA ESPECIAL PARA TI” me puso el cinturón y me dijo “A LAS 12:00 CONECTATE POR EL SKYPE, CANCELA LAS VISITAS QUE TENGAS HASTA LAS 14:00 Y DILE A LA SECRE QUE NO TE MOLESTE NADIE Y PON LA CAM EN MARCHA” me quede alucinando y callado. Termine de vestirme y me marche al despacho, pase toda la mañana dándole vueltas a la cabeza pensando que era lo que pretendía hacerme esa mañana Marga para humillarme, estaba ansioso de que llegasen las 12:00, di las ordenes que ella me había dicho y cancele dos visitas que tenía a esas horas.

A las 11:50 puse la cam y lo que se veía era solamente nuestra habitación, me quede mirando la pantalla como un gilipollas, no entendía nada. Poco después vi a Marga entrar en la habitación, estaba preciosa con un conjunto de cuero que yo le había regalado en uno de mis viajes a Alemania, se acercó a la cam y me saludo. Acto seguido entro un chico de unos 30 años, muy guapo y bien formado, se sentó junto a ella en la cama y me saludo también por la cam diciéndome “HOLA CORNUDO, TU MUJER Y YO VAMOS A FOLLAR A SACO Y SEGÚN ME HA CONTADO TU NO PUEDES PAJEARTE POR QUE TE TIENE CONTROLADA LA MIERDA DE PICHA ESA QUE TIENES” se rieron los dos y Marga le metió mano en el pantalón para sacarle la polla. Cuál es mi sorpresa que el tío tenía un pollón de actor de cine, yo no podía apartar la vista de la pantalla, la polla se me ponía dura pero el cinturón no me dejaba hacer nada y además al empalmarme me dolía un montón por la opresión. Estuve una hora y media viendo como follaban hasta que él se quitó el condón y sacándosela del culo se corrió sobre su espalda con una regada impresionante. Ya relajados los dos en la cama se despidieron de mi por la cam y cortaron la comunicación. Joder,  estaba súper caliente, me fui a comer y volví al despacho rápidamente para ver si aún está en casa el chico, pero no había cam, no había imagen. Pase la tarde pensando en lo que había pasado y lo caliente que yo estaba, los huevos me dolían del calentón.

     Salí del despacho sobre las 19:00 y fui corriendo a casa con un calentón de la ostia, en cuanto entre allí estaba Marga de pie, desnuda, solo llevaba los zapatos, rápidamente me dijo “LLEGAS TARDE, MI MACHO SE ACABA DE MARCHAR, NO SE COMO NO TE LO HAS ENCONTRADO EN LA ENTRADA DE LA URBANIZACION” se me quedo una cara de gilipollas total, y seguidamente me dijo “AGACHATE Y LÍMPIAME BIEN EL COÑO Y EL CULO QUE AHORA TE VAS A ENTERAR TU”. Le limpie bien todo con la lengua, sabia salado, sentía como se la había follado el macho.

     Me mando quitarme la ropa y ponerme a cuatro en medio del salón y así lo hice, mientras ella se fue a nuestra habitación, cuando volvió ella venía con su arnés de cintura puesto y sujetándoselo con una mano, tiene 25cm de largo, negro, se colocó delante mía y me mando que se lo chupase. Yo estaba a cuatro con el cockcage puesto, en medio del salón y mamándome el arnés de Marga,  sintiéndome ridículo y sabiendo que me iba a pasar después. Ignorante de mí, Marga trajo el ordenador y conecto la cam de tal forma que se me veía a mí a cuatro y en posición, conecto con el macho de la mañana por la cam y sin poder decir nada me enculo con el arnés. Su macho estaba viendo toda la escena y ella le decía lo cabrón y cornudo que yo soy  mientras me follaba el culo demostrándole que solo valía para esto. Después de romperme el culo y cuando ella quiso me quito el cockcage y puesto de rodillas me dejo hacerme una paja, por supuesto me corrí enseguida y tuve que recogerla como siempre con la lengua del suelo.

     Desde que me controla las corridas con el cockcage me siento mucho más cornudo y feliz y lo uso casi a diario según los antojos de Marga. Todos los días recuerdo ese día y sigo teniendo erecciones dolorosas al llevarlo puesto, solo pienso en la próxima humillación de Marga y en su imaginación.

     Cualquier macho o pareja que sea como nosotros y disfrute de ser cornudo puede ponerse en contacto con nosotros en dominamarga@hotmail.com  estaremos encantados de compartir nuestras experiencias y cambiar impresiones sobre nuestra forma de entender la relación de dominio y mando de la mujer en el matrimonio.

Humíllame, por favor




Acabo de dejar a mi amante y por eso te escribo.  Me ha obligado a follar  con dos tíos enormes con pollones más grandes que ellos mismos. Me reventaran el coño y el culo, mientras él me follaba la boca.Y cuando se cansó, se retiró a disfrutar del show.

Si hubieras estado tú aquí, podrías haberle comido la polla. Seguro que le hubiera gustado estar sentado disfrutando del show mientras tú se la mamabas y él miraba como se follaban a tu  mujer y te hacían cornudo. Sé que te gustará mamársela al que ahora es mi Amo y me chuela con tíos con pollas gordas. Te gustará chupársela a mi Amo.

A mi me dijo que les había dado viagra a esos tíos para que me reventaran. Y fueron turnando mis agujeros para follarme, dejándome destrozada. Primero se corrieron en mi culo y en mi coño, mientras  él lo hacía en mi cara. Y la segunda vez se corrieron por fuera, donde les pilló mejor, así que ahora te toca a ti recomponerme.

Tendrás que llevarme a la bañera y limpiarme, y curarme. Me han abofeteado la cara y el culo, y me lo has dejado rojos. Pero me siento tan usada, tan puta, tan humillada, que si me tocas el coño me volveré a correr.

Joder estoy cachonda otra vez por contártelo sé que te gusta que te lo cuente y te humille, mi querido sumiso cornudo e impotente.  Pedazo de cabrón que te he hecho.

Besitos en los morros, cabronazo.


lunes, 24 de diciembre de 2012

Presumes orgullosa de hacerme Cornudo




Sé que he re recoger los condones que caen de la cama cuando follas con tus amantes y me haces cornudo. Los he de contar porque tú sueles darme 10 azotes por cada vez que tu macho se ha corrido. Suelen ser varios condones, dependiendo de lo salida  que estés, de las ganas que  tengas de follar y de la calidad del macho que has elegido; casi siempre muy jóvenes, musculosos y con una buena polla.  Los recojo, los cuento y los dejó en una cesta que has preparado para tal fin en la habitación. Allí guardas tus trofeos durante un mes y sueles cogerlos para contarlos y recordarme el número.

“Este mes van”…, me sueles decir. Porque también me traes los que has usado cuando follas fuera de casa, en un hotel, en la casa de tu amante o en un viaje. Los guardas en el bolso y me los traes. Ayer regresaste de un largo viaje de una semana que has hecho con tu último amante; un tipo joven, guapo, tío bueno y que tiene barco, con el que has navegado por Ibiza.

Y te lo has pasado muy bien. Lo digo, porque no paras de exhibir tus trofeos, los condones usados  que te has colgado de un cinturón con el  bailas  delante de mi. Antes de azotarme, por supuesto, porque sé que tras el baile tendré que ir por la fusta, ponerme cara a la pared, abrir las piernas y recibir 10 azotes por cada condón que hayas traído.
-    No quiero gozar yo sola, amor. Quiero que tú también disfrutes –me dices mientras me aplicas los azotes metódicamente a razón de 10 por cada vez que tu macho se ha corrido.


-    Lo sé, amor mio.
-    Entonces qué se dice.
-    Gracias.
-    Por qué
-    Gracias por azotarme, por hacerme gozar.
-    Y por qué más me has de dar las gracias.
-    Por hacerme cornudo
-    Repítelo para que no haya dudas.
-    Gracias por hacerme cornudo.

Y has seguido azotándome metódicamente y sin que se te olvide ni uno solo, mientras me llamas, cabrón, cornudo y puta perra sumisa.
-    Es lo que eres, es lo que es un marido que permite que su mujer le ponga los cuernos y además se deja azotar por ella. ¿No es verdad que es así, amor mío?
-    Sí, mi vida –te he dicho al recibir el último.
-    Pues ahora llama a Abel que quiero follármelo
-    Sí, mi amor
-    Pero suplícale que venga.

Y lo he hecho, claro. Le he suplicado que venga a follarte, que venga a hacerme cornudo y cuando ha venido, os he hecho la cama mientras veía de reojo como empezábais a follar en el sofá. Sé que la noche va a ser larga y que me vas a humillar como nunca porque te he notado el coño mojado, muy mojado. Estás en celo.Por eso, cuando he terminado con las sábanas me he acercado a donde estáis y te he besado los pies.
- Gracias por hacerme cornudo -te he dicho emocionado y con la polla dura.


domingo, 23 de diciembre de 2012

Dije que SI y ahora soy Cornudo consentido y feliz




No es sólo que folles con otro, amor mío. Es que eres tú la que te lo follas, la que se sube encima de él y lo devora. Te lo comes con tu coño, con tu culo, con tu boca y hasta con tus tetas porque hasta te lo follas a la cubana apretando su polla con tus tetas. Sé que es así, que tiene que se así y que soy yo el que ha provocado todo esto, pero no sabía que llevaras dentro esa mujer tan pasional que ahora asoma.

Porque desde que te propuse hacer un trío aquella noche y tú te enfadaste, todo ha cambiado. Entonces te enfadaste conmigo, dijiste que tú no eras una puta y que no pensabas follar con otros.  Además creías que era una trampa y que si decías que sí, si aceptabas, yo podría acusarte de querer ponerme los cuernos. Y sabes que no era eso. 

Deseaba de verdad verte con otro. Lo había fantaseado a escondidas masturbándome, hasta el día que por fin me atreví  y te lo propuse. Pero tú te diste la vuelta en la cama muy enfadada y estuviste dos días sin hablarme.

Pero yo insistía, ¿te acuerdas?. Te insistía una y otra vez hasta que por fin accediste y dijiste que si. Pero con condiciones. ¿Condiciones? Sí, con condiciones. Eso me dijiste.  Y la condición era que serías tú  la que elegirías al macho. Y dije que sí. Y que además, si te gustaba, volverías a repetir con él siempre que quisieras. Y dije que sí. Y que podría llegar a ser tu amante fijo. Y dije que sí. Dije que sí a todo. No me importaba con tal de que accedieras a acostarte con otro delante de mi. Pero también comentaste que yo no podría participar, sólo mirar. Y dije que sí. 

Y así fue. Al día siguiente me informaste de que habías elegido al vecino: un joven cachas, tío bueno y muy guapo que tenía un gimnasio en los bajos del edificio. Me habías comentado alguna vez que las mujeres se lo rifaban e iban a su gimnasio a ligárselo, pero que él no les hacía mucho caso. Yo supuse que sería gay, pero cuando me dijiste que era él me convencí de que no lo era. Y dije que sí.

Vino a casa, lo recibiste en la puerta con un fuerte morreo en los labios y te lo llevaste al sofá para desnudarlo y follártelo. Porque te lo follaste tú. Me sorprendió que fueras tan efusiva, tan apasionada porque conmigo nunca lo habías sido.
- Es que tú pito ridículo  no me daba placer –me aclaraste luego cuando te lo pregunté.


Y te lo follaste tú con pasión, frenesí y devoción. Porque era devoción cuando le cogías la polla, lo mirabas a los ojos y se la chupabas con delectación. Porque era devoción cuando lo cogías de la mano, te lo llevabas a la ducha y le cogías la polla para ponerla en tu coño y que te follara, mientras yo miraba.

- Limpia la ducha y el suelo –me decías cuando se había corrido en tu coño.

Y yo te obedecía porque desde aquellos primeros cuernos tú ya no eras la misma.  El joven vecino venía a casa todas las noches a dormir contigo, a follar contigo, mientras yo lo hacia en una butaca si quería verte follar con él en el sofá, si estaba muy cansado. O en la alfombra, como hago últimamente,  porque dices que quieres tenerme a mano por si me necesitas. Habías cambiado. 

Me decías que ya que había otro hombre en la casa  yo tendría que ser el segundo y por tanto me correspondía a mi hacer las labores domésticas ya que tú estabas muy cansada de tanto follar con él. Así que yo  venía pronto del trabajo y las hacía, mientras tú te preparabas y te ponías guapa para recibirlo.  Y te lo follabas sin condón ni nada. A pelo, porque me confesaste que habías dejado de utilizar el DIU, los anticonceptivos y no querías que él te follara con condón porque querías sentir bien su polla en tu coño.
- No quiero nada que se interponga entre su hermosa polla y mi coño. Y además, como tú ya no me follas, ni lo volverás a hacer porque tu pito no me da placer, no hay problema.


Así que poco a poco él se fue apoderando dela casa, ocupando el lugar de macho que yo había dejado y tú seguías disfutando de él a tus anchas. Incluso me obligabas a ir a su gimnasio a hacer la limpieza mientras tú te lo follabas. Y últimamente me obligas a chuparle los huevos mientras te folla para excitarlo y que te folle mejor. Y también me obligas a llevar bragas para que él, al verme, se sienta más macho, más hombre, vea que en la casa no hay competencia y te folle mejor.


Y así estamos desde entonces. Pero  ayer, de pronto,  me dijiste que eras muy feliz. No venía cuento, pero me lo dijiste.
- ¿Tú eres feliz cornudo?
- Sí, mi amor.
- ¿Es esto lo que querías?
-  Sí, mi vida.
-  Pues me lo podías haber dicho antes.
-  ¿Antes?
-  Sí, antes. Mucho antes, porque él hace ya cinco años que es mi amante. Follábamos cuando tú estabas en la oficina y por eso cuando me propusiste que follara con otro, me enfadé y me negué en un principio, pero en el fondo di saltos de alegría.
- No lo sabía.
- Yo sí lo sabía, porque te había visto navegando en Internet por páginas de cornudos y sabía que tenías esa fantasía. Sólo era cuestión de tiempo que me lo pidieras.
- No sé qué decir.
- Sólo dime si eres feliz.


-
Sí, lo soy.
- Lo sabía, querido cornudo. Lo sabía.
- Sólo me preocupa que no tomes precauciones para no quedarte embarazada.
- Lo sé, mi querido cornudo. Pero son los riesgos de querer ser cornudo. Y él es un hombre de verdad, un macho, un tío del que una quiere siempre quedarse preñada y tener un hijo. Es la naturaleza humana, ley de vida. 
- ¿Lo comprendes?

 - 
-  ¿Aceptas el riesgo?
-  Sí.
-  Le pondrás tu apellido si llega el caso.
-  Sí, lo haré.
-  Gracias, cornudo. Eres un cielo. Y ahora báñame, vísteme y maquíllame que viene mi hombre a follar y hacerte cornudo. A hacerte feliz.
-  De acuerdo.
-  ¿Qué se dice?
-  Gracias.
-  ¿Gracias por qué?
-  Gracias por hacerme cornudo.
-   Muy bien, pero esta noche quiero que te arrodilles delante de él, le chupes la polla, le lamas los huevos y le des las gracias por hacerte cornudo. ¿Lo harás?
-   Sí, lo haré
-   Entonces prepárame y ponme guapa para él.



sábado, 22 de diciembre de 2012

Me sabes a otro macho y te deseo



Me dijiste:
"Soy una mujer tremendamente atractiva y los hombres me desean ahí donde voy. Es algo a lo que tienes que habituarte ya que tendrás que tolerar las miradas lascivas de otros hombres sobre mi. Mi altivez y supremacía te aturdirán. A ti y a todos".

Y es cierto, pero lo acepto -te respondí.

Y luego añadiste:
"Cuando me acueste con otro, y no precisamente delante de tus narices, llegaré a casa oliendo a otro macho. Y no me ducharé para que me huelas, para que lo sepas, te guste y me desees aún más".

Y te dije que aceptaba, que acepto. Que te recibiré con alegría y satisfacción, te honraré, te paladearé y disfrutaré aunque sepas a otro macho. Más aún si cabe, porque los cuernos te hacen más irresistible, más deseada y me llevan al respeto. A respetarte y admirarte más aún si cabe. Cuando más cornudo me haces y más me humillas más te amo.



Y gozaré viendo como disfrutas con otra polla; como te penetra; como suspiras de placer al ser penetrada, como te lo comes, como suspiras, gimes y te corres con otra polla. Y mientras disfrutas con otro, con otra polla, te besaré la mano y te diré que te amo como jamás te ha querido nadie. Un amor total y absoluto.

viernes, 21 de diciembre de 2012

Cornudo, Sumiso y muy consciente

 

Me habías preguntado varias veces cuál era mi fantasía favorita. Lo solía hacer siempre que estábamos en la cama  y mientras me acariciabas la polla. Yo me mostraba remolón, te decía que no tenía ninguna especial o que todas las había llevado a la práctica contigo.

Pero no era cierto y tú lo sabías; te lo imaginabas. Intuías que había algo oculto que no quiera confesar, que me daba pudor. Así que tú insistías en que tenía que tener alguna fantasía oculta,  en lo más profundo de mi ser,  que no quería confesar. Yo te decía que no y tú  me comentabas que todos las tenemos.
- La mía es acostarme con una mujer - me dijiste mientras me acariciabas la polla.
- Pero eso no es una fantasía oculta –te dije-. La mayor parte de las chicas fantasean con eso. Es muy inocente.
- Bueno, ahora dime la tuya.
- Hacerlo con un travestí –te confesé, mientras veía mi polla endurecerse más por el hecho de imaginar la situación pero, sobre todo, porque tú lo supieras.

Porque tú sonreíste, hiciste que me corriera y me dijiste que era una fantasía muy inocente. De hecho al día siguiente, cuando regresé a casa, te encontré sentada en el sofá junto a una chica que era muy atractiva y vestía muy provocativa. Y me la presentaste y comenzaste a desnudarla.
- Es para ti. Mi regalo –me dijiste con una pícara sonrisa-. Ven, no tengas miedo.


Y me acerqué y comencé a acariciarle los pechos aquel travestí tan mono, mientras tú me decías que se llamaba Carola y que querías que disfrutara con ella para cumplir mi fantasía. Y saliste de la habitación y me dejaste solo con el/ella que cogió mi cabeza y la llevo a su polla erecta. Y chupé. Chupe la polla con ardor y fervor, porque no me daba asco, la verdad,  y estaba muy excitado por aquella situación, porque Carola se puso de pie y me hizo arrodillar entre sus piernas para que se la chupara mejor, hasta que se corrió sobre mi cara y yo me masturbé, llegué al orgasmo y me quedé tendido en el suelo. Tendido y exhausto por el placer.

Entonces fue cuando apareciste tú con una cámara en la mano, despediste al  travestí y me dijiste que tenías grabada mi escena. Que Carola era un amigo/a que conocías de hace tiempo y que te había ayudado en la trampa que me habías tendido. ¿Trampa?, te pregunte. Sí, me dijiste. Es una trampa porque ahora te tengo grabado con esta escena y harás lo que yo te diga si no quieres que le enseña la grabación a tu amigos, tu familia o a tu jefe.

No me esperaba aquello de ti y te lo dije, pero tú me contestaste que sabías que iba a caer en la trampa porque conocías mi tendencia bisexual y sumisa. Que habías visto como olía tus bragas usadas cuando creía que tú no estabas. Que habías visto como incluso me las ponía mientras me masturbaba. Que habías visto en mi historial del navegador que veía páginas de travestís, de femdom y de cuckold (de cornudos sumisos),  y que, como me amabas y me querías, ibas a complacerme y hacerme muy feliz. Porque además  yo tenía un pito, no una polla, pues  el tamaño de mi pene era ridículo y por eso mantenías una relación con un compañero de trabajo a escondidas,  por lo que también cumplías una de mis fantasías: la de ser cornudo sumiso.
- Porque ya lo eres y  lo vas a ser mucho más mucho –me aclaraste.


No supe qué decir. Me quedé callado y no dije nada, pero tú añadiste que a partir de ahora serías tú la que llevaría los pantalones, que ibas a follar con tu amante en nuestra cama de matrimonio, que yo sería vuestra criada sumisa y que si no aceptaba, harías público el vídeo y destruirías mi vida.
- ¿Aceptas? –me preguntaste mientras acariciabas mi polla.
- ¿El qué?
- El ser mi cornudo sumiso, claro.
- Sí –contesté sin pensarlo.
 Y no lo pensé mucho, la verdad,  porque al decir sí, que aceptaba ser tu cornudo sumiso, me corrí a borbotones con un orgasmo que me dejó derrengado sobre el suelo.
- Lo sabía. No he tenido que presionarte mucho – me contestaste.

Desde ese día visto bragas, medias y todo lo que se te ocurre, sobre todo cuando tu amante viene a casa a follar contigo en nuestra cama de matrimonio y yo os sirvo de criada, de doncella francesa, si no tengo que acudir a su trabajo y hacérselo mientras los dos folláis. En este caso pones una cámara web frente a la cama y me permites que mientras le hago a él las tareas, pueda ver cómo follas con él,  cómo me haces cornudo sumiso.

Y cuando llego a casa te lamo el coño y te lo dejo bien limpito de su leche. Otras veces he de ir a la casa de tu amiga travestí Carola para hacerle las tareas domésticas mientras tú follas con tu amante. Como es natural ya no gasto calzoncillos porque siempre he de llevar bragas, sobre todo cuando viene tu amante pues quieres que ante él me sienta femenina para que él se sienta más macho al verme.

A veces te levantas de la cama, enciendes el ordenador portátil que suele estar en la mesilla con la cámara web y miras cómo le haga las tareas a Carola mientras tú follas con tu amante, sino me azota. Porque la  última vez le dijiste a Carola que me azotara el culo delante de la webcam porque querías verme azotado mientras me hacías cornudo. Y ella lo hizo. Me puso delante de la webcam, me obligo a estirar las manos hacía el techo, abrir un poco las piernas y comenzó a azotarme el culo, mientras te veía follar con otro, mientras observaba entre gemidos como me hacías cornudo.
- Cornudo y apaleado, le dijiste a Carola mientras cabalgabas a tu amante.  Así quiero verlo siempre. Y dale fuerte los azotes en el culo porque no lo oigo gemir y me excita mucho oírlo mientras follo con mi amante. Pero procura que no se corra, que lo conozco y es capaz de sentir mucho placer con la humillación.

Y tenías razón, como siempre, porque en esta situación  tuve el orgasmo más bestial que había tenido  por la humillación de verte follar con otro y ser además azotado por un travestí que no dejaba de llamarme  cornudo tras cada azote en mi culo. Mi semen llegó a varios metros de donde estaba. Y sin tocarme: sólo con verte follar con otro, sentirme cornudo y ser azotado mientras me lo hacías.
Me conocías tú a mí más que yo a mi mismo. Así que en esta situación seguimos hasta que decidiste que nos casáramos, que querías casarte conmigo.
- Aunque no va a cambiar nada –me aclaraste-. Te voy a poner los cuernos en el momento antes de la boda, para que entres al matrimonio como cornudo y después, en la noche de bodas, para que sigas siéndolo e iniciemos un matrimonio feliz.
- ¿Aceptas? –me preguntaste.
- No lo sé –respondí.
Porque no lo sabía. Una cosa era un juego de novios y otra estar casados de por vida. Pero entonces tú me sonreíste, te levantaste, cogiste un DVD del armario y me lo diste.
- Aquí tienes la cinta que te grabé con el travestí. Ya no quiero chantajearte más puedes irte libremente. Eres libre.

Y cogí la cinta y me fui del piso. Anduve caminando por la calle, tomé algunas copas, me sentía irritado y no sabía por qué. Era libre, por fin me había desecho del chantaje y tenía libertad para rehacer mi vida, para encontrar a una chica normal que me quisiese y con la que formar una familia formal. Y normal. Eso pensaba mientras callejeaba sin saber por dónde iba. De vez en cuando paraba en un pub y me tomaba una copa. No estaba borracho, pero sí extrañado. Porque sin darme cuenta había vuelto a tu calle. Sin darme cuenta subía  a tu piso. Sin darme cuenta llamaba a tu puerta. Y sin darme cuenta me arrodillé ante ti y te pedí perdón y que no me dejaras porque no podía vivir sin ti.


- ¿Sin mi y sin la humillación de ser cornudo?
- Sí, por favor- te dije implorando.
- Suplícamelo.
- Te suplico que no me dejes.
- Y qué más.
- Y que me hagas cornudo.
- ¿Cornudo y apaleado?
- Sí, amor mío.
- Entonces sí. Te perdono.
- Toma, aquí tienes la cinta con la grabación –te dije devolviéndotela.
- No la quiero. Ya no me hace falta.
- Lo sé.
- ¿No quieres rehacer tu vida con otra chica más normal?
- No, amor mío. No quiero.
- ¿Aceptas entonces que vas a ser un cornudo sumiso por el resto de tu vida?
- Si, amor mío.
- ¿Aceptas que jamás follarás conmigo, que te vas a morir sin follar conmigo porque eso le molesta a mis amantes?
- Sí, lo acepto.
- Entonces pasa.
Y entré en tu piso, pero tú me llevaste al cuarto de baño donde me desnudaste, me pusiste tus bragas, me pintaste los labios y los pezones con carmín y me cogiste de la mano para llevarme a la que era nuestra cama de matrimonio y donde estaba tu amante desnudo y repantigado.
- Acepta ser cornudo por el resto de su vida –le dijiste a él.
- No lo creo –contestó tu amante.
- Demuéstraselo, cariño.
- Sí,  amor mío.
 Y me senté en la cama, le cogí la polla y comencé a chupársela.
- ¿Ves como es un buen cornudo sumiso?...Vamos a ser todos muy felices porque además es muy puta.
 

Te amo tanto que...

 

 “Te amo tanto que si me pones los cuernos, te perdono”. Eso te dije en un arrebato de amor y pasión.  Tú no dijiste nada, te callaste, pero un día que llegué a casa te vi besándote con un chico y me quedé paralizado. No sabía qué hacer. Tú me miraste, sonreíste y seguiste besándolo.
-    Desnúdate, ponte de rodillas y mira, cariño.

Y me arrodillé  en el sofá, frente a vosotros. Lo vi todo. Como te lo comías a besos, como lo desnudabas, como te desabrochabas los pantalones, como le chupabas la polla como a mí jamás me la habías chupado porque me decías que no te gustaba. Vi como lo desnudabas. Lo vi todo sin decir palabra. Con un dolor muy fuerte en el pecho, pero cono mariposas en el estómago y la polla dura. No sabía qué me pasaba. Tú supongo que sí, porque cuando te corriste, te levantaste de su polla y me hiciste gestos para que me acercara a la cama.
-    Chúpale la polla, cariño, y dale las gracias por hacerte cornudo.

Me quedé de piedra, no sabía qué hacer, me daba asco, pero seguía con la polla dura. Y más dura se me puso cuando me diste dos fuertes hostias y me obligaste a que lo hiciera.
-    Hazlo. Obedece.

Y te obedecí. Lo hice. Le chupé la polla con asco al principio, pero en realidad sabía a ti a tu coño. En realidad esa polla era tuya, de tu coño y chupaba lo que había estado en tu coño. Por eso se la chupé hasta que tú me aparaste y te subiste encima de él para volver a follártelo.
Eso ocurrió hace tres meses.
Desde entonces es tu amante fijo, follas con él regularmente y siempre me preguntas si te sigo amando a pesar de mis cuernos.
-    ¿Me amas, cornudo?
-    Sí, amor mío. Te amo.
-    Me gusta que cumplas tu promesas de amor; aquello que me dijiste de que me amarías incluso si te hiciera cornudo. Que me perdonarías. ¿Me perdonas?
-    Sí, cariño. Te perdono.
-    Entonces llama a mi amante para que venga. Quiero follármelo. Y hacerte cornudo para que me demuestres cuánto me amas.

jueves, 20 de diciembre de 2012

Universitaria joven cumple tu fantasía de ser Cornudo



“Universitaria joven y muy atractiva te hará pasar los mejores momentos y cumplirá todas tus fantasías”. Eso leí en un pasquín colocado por la calle. Se trataba de Ana, una chica estudiante que se prostituía para pagar sus estudios. Luego supe que sus padres tenían problemas económicos y ella se pagaba los estudios, los gastos de su familia y algún capricho,  ejerciendo la prostitución cuatro o cinco veces por semana.

Era una morenaza de escándalo pues era alta, con unas buenas tetas, un buen culo y unos muslazos imponente. Una “jaca”, que se dice. Se anunciaba por los barrios bien de la ciudad porque así, y según me dijo luego, follaba con empresarios, con dinero, que la trataban con educación y respeto. Cobraba 200 euros la hora y se sacaba unos 3.000 euros al mes.  

“He trabajado por 5 euros la hora y no es cuestión", me dijo. "He follado gratis con compañeros de la Universidad y ahora lo hago con otros, algo más mayores, pero también guapos que además están casados y quieren discreción por lo que no te crean problemas. Pasaba apuros económicos y un día en una discoteca un empresario me ofreció 800 euros por follar conmigo. Acepté. Y ahí empezó todo". 


La verdad es que ella era muy joven y yo le llevaba casi 20 años, pero me

recibió con una sonrisa y me llevó a la sala de estar del piso que ocupaba. ¿Qué quieres hacer?, me preguntó cogiéndome las manos. Y le conté mi fantasía. Quería que ella se hiciera pasar por mi mujer, que me abrazara, me diera besos en la frente y me dijera que me había vuelto a hacer cornudo. Que me contara qué había hecho con el otro, como había follado con él, como se había corrido y que me dijera que de nuevo me había hecho cornudo.

Pero todo con cariño y dulzura, le aclaré. Yo le diría que la amaba y ella me tenía que decir que también me amaba. Y que luego, al final, me dijera que como su amante se había corrido tres veces, me había traído tres condones, por lo que debería darme 30 azotes en el culo, a razón de 10 azotes por cada vez que su amante, su macho, había tenido placer y se había corrido. Se trataba de que su amante gozara con su coño y yo, por el contrario, sufriera el dolor de los azotes. 

Y lo hizo. Y lo hizo también que volví a verla en varias ocasiones más y al final nos hicimos muy amigos. Me cogió cariño y cada día se esmeraba más en hacerme gozar con mi fantasía de cornudo sumiso. Me contaba siempre que había vuelto a follar  (y era verdad pues era puta), con un chico muy guapo y muy bueno que la había puesto muy cachonda. La verdad es que no tenía que fantasear mucho pues solía follar con tíos así y ella sólo tenía que contarme lo que en realidad había hecho.

Volví a verla muchas veces, le decía que la quería y ella me respondía que también me quería, pero que me había vuelto a hacer cornudo. No follé nunca con ella. Mientras me contaba mis cuernos me acariciaba la polla muy dura y al final, tras las azotes, me permitía que me masturbara con la cara pegada a su coño. Incluso me compré un cinturón de castidad, el CB-6000 que ella me ponía mientras me contaba mis cuernos. Ella decía que era su mejor cliente porque no tenía que follar conmigo. 

A veces, antes de contarme mis cuernos, ejercía de Ama y me ponía a cuatro patas para poner sus pies sobre mi y leer, mientras se tomaba una copa de vino. Era su forma de meterme en el tema, de llevarme a la fantasía.

Y así estuvimos varios meses hasta que un día me sorprendió al preguntarme algo que yo no sabía.
-  Cuando dices que me quieres, lo dices de verdad. Lo sé.
-   No lo sé.
-   Al principio fingíamos, tú me decías que me querías dentro de la fantasía, pero al final has terminado enamorándote de mi.
-   Creo que sí.
-   Lo sabía
-   ¿Y ahora qué hacemos?

Ella calló y no dijo nada. Al día siguiente me llamó y me citó para hablar con ella en una cafetería. Me volvía a preguntar si la quería y yo le dije que sí, pero que no le iba a causar ningún problema, que no pretendía nada de ella, excepto esa hora que pasábamos juntos y que seguiría pagándole. Ella me dijo que me tenía cariño, que no pensaba seguir con la prostitución toda la viada, sólo hasta terminar la carrera y conseguir trabajo, pero que le gustaba follar pues era una mujer ardiente y apasionada. Y que se aburría con los novios formales pues le iba más lo de variar de tío.
-  Para mi serías el hombre perfecto, porque si te casaras conmigo podría justificar ante mi familia mis constantes salidas, mis amigos no dirían nada y yo podría seguir llevando mi vida como ahora.
-  Soy muy mayor para ti.
-  Eso me da igual, Estoy harta de los tíos infantiles y me van más los hombres maduros.
-  Me lo imaginaba.
-  Y ten en cuenta que estaríamos juntos viviríamos juntos y no tendría que cobrarte –añadió con una sonrisa. 

Y nos casamos. Ella ha dejado ya la prostitución, trabaja como asesora legal en una empresa (es abogado) y sale algunas noches con sus amigas a buscar un rollo. Me suele poner los cuernos habitualmente una o dos veces  a la semana, siempre con un chico distinto, aunque todos ellos son casados, guapos y tíos buenos. Los elige casados porque así son discretos y no dan problemas. Yo la veo follar   a través de un espejo traslúcido por el que veo sin que me vean. 


Incluso le dice a ellos que está casada y que su marido lo sabe, que su marido es cornudo consentido y que cuando viene a casa se lo cuenta todo e incluso me azota.  Y a la mayoría de ellos les excita tanto la situación que quieren verlo, quieren ver como ella me humilla. Entonces Ana se dirige al cuarto con espejo en el que estoy mirando, me saca y me obliga a besarle la mano o los pies mientras folla  para que se exciten más y la follen mejor. Algunos de ellos le piden repetir, pagando, y ella me lo consulta, les dice que si y se queda el dinero, claro.

Es feliz, eso me dice, pues tiene en casa un marido cariñoso que la ama y la mima con ternura, y fuera las pollas más duras de unos buenos machos que la follan como una mujer se merece; como una hembra hambrienta de sexo y sudor de macho. Yo todavía no he follado con ella.Ni pienso hacerlo. La amo demasiado para eso.




miércoles, 19 de diciembre de 2012

Eso es lo que me vuelve loca, moja mi coño y me hace querer hacerte más Cornudo.



Miro y me excito cuando te penetra y empieza a moverse despacio, muy despacio, para hacerte sentir su polla y tú te acompasas a él pare recibirlo dentro de ti, muy dentro. Para notar como su polla roza las paredes de tu vagina, según tú misma me dices mientras miro arrodillado como te folla.
- Aprende cornudo a follar. Así se hace –me dices
- Sí, mi amor. Lo sé.
- Lo sabes en teoría porque nunca me has follado y jamás podrás hacerlo. Lo sabes. Te has de contentar con tener orgasmos por delegación, mirando como otros me follan y como otros se corren donde tú jamás podrás hacerlo.
- Lo sé, mi amor.

-
Es lo que tú elegiste. Lo que tú me confesaste. Lo que tú soñabas y fantaseabas . Lo que suplicaste porque yo no quería. Yo era una chica recatada y ahora soy una golfa. Me has convertido en una puta, en una perra y en una zorra. Supongo que estás contento.
- Lo sé, mi Ama
- Y yo he cumplido con creces y te hago feliz siempre que puedo.
- Lo sé, amor mío.
- Porque te hago feliz, ¿verdad cornudo?
- Mucho, amor mío. Mucho.
- Pues todavía te voy a hacer más. No lo dudes.


Y es entonces cuando le hablas a él al oído y le cuentas algo que no oigo, pero que surte efecto enseguida porque él te lleva en brazos a la cama, te echa sobre ella, te coge del pelo, tira para atrás y te penetra para follarte a lo bestia, sin preámbulos, mientras tú lo animas, le dices que sí, que te meta su polla y te folle como una buena zorra, como jamás podrá hacerlo el cornudo de tu marido.


Y él se anima por tus palabras y te folla más duro, tirando de tu pelo, hasta que os corréis casi al unísono excitados por la humillación que supone el tenerme allí de rodillas mirando como me hacéis cornudo. Así que no aguanto más y me acerco a la cama y te lamo los pies para excitarte más, para que tu coño se moje y que él pueda follarte mejor. No puedo evitarlo. Soy así de cornudo y masoca. Y lo sabes.
- Lo sé, cornudo. Lo sé, No que quepa la menor duda. Y eso es lo que me vuelve loca, moja mi coño y me hace querer hacerte más cornudo.


martes, 18 de diciembre de 2012

Ser tu Esclavo Cornudo me parece poco


 

Siento celos, pero te amo tanto que estoy excitado al ver como  él te empuja a la pared y comienza a meterte mano porque eres tú  misma la que lo ha cogido de la muñeca y se la has llevado  a tu coño para que te acaricie y te meta mano delante de mi, mientras lo besas como una chica enamorada, como si fuera tu novio. Porque te lo comes a besos mientras aprietas más su mano contra tu coño, y la restriegas por él como jamás has hecho conmigo. Ni lo harás porque desde novios me dejaste claro que jamás sería tu hombre, sólo tu marido sumiso cornudo.

Yo te dije que estaba enamorado de ti, pero tú me contestaste que yo era poca cosa para ti, que era un chico muy bueno, noble y sentimental que te regalaba flores y cajas de bombones, pero que a ti te iban los tíos  duros, los canallas. Eso tíos que sólo te llaman, te usan, te follan y se van sin decirte si van a volver. Te va la marcha con esos tíos duros.
- Es que esos son  hombres de  verdad. Los sumisos tiernos como tú sólo sirven `para casarse, pero para follar están los otros.

Me lo dijiste con todo el desparpajo del mundo, sin preocuparte por si herías mis sentimientos.
- Me gusta ser sincera. Lo sabes.
- Mucho. Has sido muy sincera y jamás me has engañado.
- Si quieres que nos casemos, no me importa, pero ya sabes lo que hay. Te voy a hacer muy cornudo.


Y acepté. Te amaba tanto que para mi tu libertad era lo más importante. Tu libertad total y absoluta, aunque esa libertad ocasionara hacerme cornudo. Y sufrir. Y gozar con ese dolor de la humillación por amo. 

Porque me hiciste cornudo. Y me lo haces. Y además tengo que hacer todas las labores domésticas, llevarte en coche al lugar en el que has quedado con tus amantes, lamerte el coño antes de que folles con ellos para excitarte (para ellos),   y lamerles   la polla si a ti te apetece con objeto de que él se excite y vuelva follarte cuanto antes. Y todo ello vestido de putita con cinturón de castidad, braguitas e incluso medias y liguero si a ti te apetece humillarme más aún ante ellos.

Por eso cuando te veo como él te coge del cuello y tú suspiras y gimes; cuando veo cómo le abres las piernas para que te folle mejor y  como le pides que te folle despacio, muy despacio, no puedo dejar de mirarte a la cara, a los ojos, y ver que estás gozando de verdad. Que res feliz. Muy feliz. Quizás por eso me pides que me acerque, me ofreces la mano y me pides que te la bese con devoción. Y eso hago.
- Dame las gracias por hacerte cornudo -me dices.

-
Gracias, mi amor, por hacerme cornudo.
- Debes darme las gracias porque tienes la polla dura.

Y he mirado y era cierto:  Tenía la polla   dura. Muy dura.
-  Sólo se te pone durita cuando te hago cornudo, cuando me ves follar con otro.
-  Lo sé.

Y tú también lo sabes desde que un día, cuando novios, cediste y por fin accediste a que follara contigo. Dijiste que bueno, que ya que no tenías a ningún macho cerca, quizás podrías valerte de mi. Pero no se me ponía dura. No logre que se empalmara. . Jamás se me ha puesto dura, excepto cuando me humillas, me llamas cornudo y me dices que me vas a convertir en el hombre más cornudo del planeta. O cuando estoy vestido de puta con medias, braguitas y cinturón de castidad, y te veo follar con otros, porque entonces sí se pone dura. Como ahora que te veo follar con él, cómo te la mete despacio, muy despacio. 

Y yo no puedo aguantar más y me lanzó a lamerle a él los huevos para que se le ponga más dura y te folle mejor.
- ¿Ves como eres cornudo y además puta sumisa?

- 
Sí, mi amor. Lo soy.
- Me alegro de que lo interiorices, de que lo reconozcas porque vamos a ser muy felices.

Ya lo somos, porque ahora soy yo el que te baña antes de que vayas a follar con otro, el que prepara tu ropa, el que te da masajes y te llena el cuerpo de crema, el que te compra la lencería y te viste para que estés guapa y atractiva para ellos.
-  Eres el perfecto mamporrero –me sueles decir al despedirte con un beso en la frente.
- Gracias mi amor por permitírmelo. Te amo tanto que ser tu esclavo me parece poco.


lunes, 17 de diciembre de 2012

INVITACION

OS INVITO A QUE CONTEIS VUESTRA HISTORIAS DE SEXO...PODEIS EN COMENTARIOS ESCRIBIRLO ó MANDAR UN CORREO A tiendaonlinesexshop@hotmail.es Y SERAN PUBLICADA AQUI EN EL BLOG. TAMBIEN PODEIS MANDARME FOTOS, VIDEOS....






Un saludo,

Administradora       

Mis primeros pasos en la Esclavitud

 

Era un día caluroso, en la que la gente aprovechaba para ir a la playa y yo huyendo de las multitudes aproveche en ir al centro comercial a hacer la compra del mes.

Ya habían dejado de dar bolsas de plástico gratis con las compras pero había bastante gente que no se habia enterado.

Como siempre llevo en el coche una bolsa de loneta grande, de las de Ikea que nunca viene mal, asi que estaba totalmente despreocupada.

Cuando me encontraba metiendo las cosas en el maletero de mi coche, vi que en el coche de al lado una mujer peleandose con las compras que se le escapaban.

Iba vestida con una falda negra por las rodillas ajustada, zapatos negros de tacon de punta redondeada y una camiseta de tirantes anchos blanca con un escote impresionante. No pude evitarlo, mis ojos se clavaron en sus tetas.

Nunca jamas me he sentido atraida por otras mujeres, me consideraba la mas normal de las mujeres cuando los ojos se me iban a los tios.

Pero sus pechos me embrujaron. Nada mas ver esos pechos enormes, y todavia vestidos, no pude evitar pensar en ellos desnudos, mamando de ellos, y senti un rubor en mis mejillas, un cosquilleo en mi estomago y un palpitar en mis bragas.

La cabeza se me lleno de pensamientos de culpa por sentir todo esto en tan solo unos segundos. Vi que se le caian varias frutas al suelo y como hipnotizada corri a ayudarla, sin poder de dejar de mirar alli, a sus tetas que era como si me conocieran, como si me llamaran.

Ella intento en un principio agacharse para coger las piezas de frutas caidas pero por la falda y los tacones, tan solo fue un amago, agachandose y dejando que sus tetas intentaran salir a mi encuentro.

El tiempo se detuvo mientras recogia la fruta y miraba sus tetas, podia ver como por el escote eran grandes, turgentes, me las imagine suaves, como si estuvieran apunto de reventar. Me puse a pensar que si estuviesen llenas de ese jugo de la vida llamado leche, seria el manjar mas preciado de la vida.

No se si ella se fijo en como la miraba y si yo estaba roja, solo se que me temblaban las manos, estaba acalorada y mi boca se seco derepente, trague varias veces, con un inmenso sentimiento de culpa. No es natural que piense en esas cosas, no es natural sentirme asi. Soy una mujer y si nunca he sentido eso, no es normal asi derepente sentirlo.

Cuando me levante, ella me miraba extrañada y me dio las gracias, deje en ese momento de mirarla esos pechos y la mire la cara, yo estaba toda avergonzada y ella me sonrio dandome las gracias por ayudarla, diciendo que todo esto era una locura, que necesitaba una bolsa, pero que pasaba de comprar una, que por esos las habian quitado, para que la gente se gaste mas dinero.

Sin ni siquiera pensar en que yo la necesitaba, le ofreci la mia. A ella se le ilumino la cara, pero mis ojos en lo que se fijaban es que a la vez su pecho se alzaba tambien contento, solo podia fijarme en como se movia con su respiracion. No importa, no es nada, la dije, intentando apartar mi mirada de sus pechos y avergonzandome cada vez que me cruzaba con su mirada.

Pero por dentro no podia mas, ese calor..., me notaba que me mojaba. Creo que empece a sudar. Me dijo que me daba dinero por la bolsa, pero yo me negue, ella me dijo que no queria aprovecharse de mi. De verdad no es nada, dije.

Entonces ella me miro complacida y con el pecho henchido de orgullo. En ese momento empece a tragar forzosamente por que mi boca estaba totalmente seca, yo sudorosa y temblorosa, las piernas me empezaron a fallar y me apoye contra el coche.

En ese momento ella se acerco y me acaricio la cara sin dejar de sonreir, era una sonrisa cariñosa, y lo unico que hacia yo era soñar despierta, soñar con que la sonrisa que me ponia era la misma que una madre cuando ve mamar a su bebe.

Sin dejar de sonreir me dijo que estaba preocupada por mi y que me invitaba a tomar un cafe, por que me veia mala cara. Yo casi no me atrevia a mirarla a los ojos, ya que lo unico que sentia era verguenza por mi comportamiento y culpa. Pero con mis tembleques no podia irme conduciendo de ahi, asi que pense que lo mejor era tomar algo fresquito.

Nos metimos en una cafeteria del centro comercial y despues de sentarnos en una mesita redonda me indico que acercara la silla a donde estaba ella, mas cerca mas, hasta que estuve pegada a ella.

Ella me sonrio, y yo aparte la mirada me retiro el pelo de la cara, despues paso la mano por el hombro frotandome el brazo y preguntadome si me encontraba mejor, que la tenia preocupada. Pero lo que no se si ella no lo sabia o lo hacia a proposito era que mientras me frotaba, su pecho derecho me frotaba el otro brazo, el izquierdo.

Su pecho era duro como una piedra, enorme, suave, cariñoso, dulce, y yo en ese momento me moria, solo deseaba esos pechos, a esa mujer, solo deseaba mamar de esas tetas. Me sentia culpable por que esa mujer no se imaginaria lo que me pasaba.

Le dije que necesitaba ir al baño (pense que lavandome la cara quizas se me pasaria algo, todo no, era demasiado fuerte) y me levante corriendo, intentando huir de ella, y sin mirar para atras me diriji hacia el baño. Entre en el baño de la cafeteria y ella entro detras mio y cerro la puerta. Era un baño demasiado minusculo, o eso me parecio en ese momento.

Me dijo \"si no te molesta tambien entro que tengo un pequeño problema que necesito solucionarlo ya\" y dejo su bolso encima del lavabo. Mientras yo me lavaba la cara note que ella sabaca algo del bolso, mire y en un principio no entendia que podia ser ese artilugio.

Se saco un pecho de la camiseta, yo cai de golpe contra la otra pared, y se puso a sacar leche con el sacaleches. Me comento mientras yo estaba con la boca abierta casi sin poder respirar (literalmente estaba apunto de explotar de lo acalorada que estaba y el oxigeno me faltaba), que estaba dando de mamar pero que con las compras se le hizo tarde y claro, necesitaba sacarse la leche por que la dolian los pechos.

Que se puso esa camiseta blanca para que no se le notara la mancha de leche, que si me habia fijado en como se le veian las tetas con la camiseta, no podia contestarla solo movia la cabeza de arriba a abajo.

Me cogio la mano derecha y me la llevo a su teta para que la acariciara, me dijo, mira toca toca, como la sientes. Le dije que estaba dura, y me dijo y que mas, le dije que estaba caliente, y me volvio a decir con una sonrisa mientras seguia sacando leche y yo mojando las bragas queriendome morir. Esta suave dije y entonces cerre los ojos y no pude evitarlo, estaba llegando.

Esos momentos pasaron lentos, cerre los ojos y solo sentia su teta en mi mano, la acariciaba suavemente y su sonrisa tierna. Iba a ser doloroso por que luchaba contra mi misma, pero estaba teniendo un orgasmo, aunque luchaba contra el, estaba llegando.

Entonces, ella aparto su mano de la mia y me dio un par de bofetadas, abri los ojos, parte del calenton habia desaparecido, ella me dio otras dos bofetadas. Pense que se dio cuenta de lo que pasaba y que estaria enfadadisima.

Entonces ella me cogio con una mano la cara (yo me asuste pensando que me pegaria mas) y con la otra cogio el tubo del sacaleche y me metio la leche en mi boca. Mi cuerpo entonces me traiciono, y tuve el mayor y mejor orgasmo que habria jamas soñado que existiese.

Ella cogio mi cabeza de mientras y la puso a la altura de su pecho abrazandome y meciendome. Yo que veia todo reflejado en el espejo, no pude evitarlo, un orgamo multiple!!!!!!! y yo que pense que era un invento esa frase. Despues me deje desplomarme en su pecho cerrando los ojos y oliendo su perfume

Olia a leche, sabia que apartir de entonces no podria olvidar ese olor. Ella me cojio la barbilla y me la subio para que la mirara a la cara. Ella sonreia y yo no podia evitarlo. Me dio un beso en la frente y siguio meciendome. Acaso existia un paraiso mejor que ese baño de cafeteria.

\"Cielo\" me dijo, \"se que te ha gustado, verdad?\" yo solo pude decir \"lo siento, no, no se que ha pasado\" Ella guardo sus pechos y me volvio a besar en la frente y me dijo \"yo si se que te ha pasado. Mira a mis pechos y dime\" En ese momento los volvi a mirar y senti que volvia otra vez ese sentimiento de culpa, verguenza y deseo descontrolado, volvi a sentirme mojada.

Me cojio y me empujo contra el lavabo, me empujo la cabeza hacia abajo hasta tener su pecho a la altura de mi boca y me lo acerco. Mi boca se abrio ella sola. Ella me cojio del pelo y me dijo \"si quieres besarme la punta del pezon adelante, hazlo\" yo dude en un principio pero cuando adelante la boca ella tiro de mi pelo para atras.

Me quede un poco desconcertada, pero volvi a intentarlo y Ella volvio a tirar de mi pelo. Me dijo,\"Vas a tener que aprender muchas cosas. Quieres ser mi bebe???\" el si me salio del alma.

Ella siguio diciendo \" Te parecen que mis pechos estan contentos contigo?? (yo decia que si e intentaba besarlos y ella tiraba de mi pelo) estoy contenta contigo, pero tienes que aprender, me dejaras que te enseñe mi bebe????? (si, si si, solo pensaba en su pecho, y en su sonrisa) dime, quieres hacerme feliz???(si si decia mientras mi cabeza me dolia de los tirones y mojaba mis bragas)

Harias cualquier cosa para hacerme feliz???\" Entonces levante la mirada y vi su sonrisa y fue cuando comprendi que estaba presa del deseo por Ella, que la manera de mirarme y sonreirme me hacia mirar dentro de mi alma y dude pero luego me di cuenta de que estaba Ella habia introducido en mi un sentimiento.

No lo reconoci, pero no queria fallarla. En ese momento supe que solo soñaria con Ella y sus pechos. No se si me leyo la mente pero me solto el pelo, me cogio la cara con las dos manos y me dio un beso en la frente (me senti culpable de haber gozado tanto y no haberla hecho gozar a Ella)

Me dijo, \"Quitate las bragas que las tienes empapadas, vuelvete a vestir y vete, y mañana a la misma hora te veo en el mismo aparcamiento, tengo ganas de enseñarte a hacerme feliz. Aprenderas a hacerme feliz????\" Le dije que si, le di las bragas y Ella me dio la espalda. Comprendi que era hora de irme y me fui. Mientras iba al coche recorde cada momento y aunque quise quitarmelo de la cabeza

moje mis pantalones, acelere el paso mientras mis pensamientos tambien se aceleraban, por miedo a que alguien se fijara en mis pantalones.

Eso fue el inicio de mi adiccion, me volvi adicta a ella, en su esclava. Pero lo que ocurrio despues ya os lo contare otro dia.